Los términos Raku, cerámica raku y raku-yaki (楽焼), denominan tanto a la técnica como a un tipo de alfarería tradicional oriental de elaboración de cerámica utilitaria esencialmente japonesa, aparecida durante el periodo Momoyama en 1572 y 1615 y desarrollada por el alfarero Chōjirō (長次郎) para Sen Rikyū, maestro de la ceremonia del té «chanoyu». El kanji ideograma, equivalente a la palabra Raku que significa tranquilidad, pero también «diversión» o «felicidad».

En el Raku la técnica es intuitiva, objetiva, que deriva de la imaginación del ceramista donde se mezcla fantasía, improvisación, dialogo entre pieza y ceramista y que consiste en provocar en la quema accidentes controlados.

No debemos olvidar que del horno saldrá lo que entramos y solo nuestra imaginación y experiencia harán que obtengamos buenos resultado sin descartar riesgos que se pueden producir en el proceso.

Tal vez nos guste tanto la técnica porque nos nutrimos de todas estas contradicciones que hacen que nos sintamos liberados ante este proceso de alquimia donde se conjugan tres elementos: barro, fuego y agua.

En la técnica Raku, lo primero es bizcochar la pieza y después la esmaltamos. Para aplicar el esmalte se puede utilizar una brocha, sumergir la pieza o echar esmalte sobre ésta y después dejarlo secar. La cocción se realiza en un horno pequeño y de fácil acceso a baja temperatura dependiendo de los esmaltes que se vayan a utilizar, cuando el esmalte llega a su temperatura de fusión las piezas se extraen con unas pinzas y se ponen en un recipiente de forja lleno de material orgánico, viruta de madera, papel de periódicos u hojas secas para producir una atmósfera reductora con muy poco oxígeno; El contacto de la pieza incandescente incendia la viruta, las hojas o el papel  generando una enorme cantidad de humo que penetra en la pieza tiñéndola y entra a formar parte de ella. El proceso puede durar varios minutos produciendo una transformación físico química que se traduce en la aparición de efectos metálicos, craquelados, nacarados y cambios sorpresivos del color en la superficie de las piezas característicos de esta técnica.

Una vez realizado este proceso sacamos las piezas del contenedor y la ponemos en agua bajando bruscamente la temperatura, cuando la pieza se encuentre fría la lavamos con agua y posteriormente la dejamos secar.

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